97. Blue Spring (Toshiaki Toyoda, 2001)
Como muchos otros, tengo mis opiniones sobre la cultura japonesa. En el pasado he hecho arriesgadas aseveraciones sobre su psique nacional y, más que nada, de la situación que viven los jóvenes japoneses hoy en día. Con el tiempo he aprendido que tratar de identificar los problemas de una nación en algunas pinceladas de psicoanálisis no sólo es pretencioso, sino ofensivo. Después de todo, a mí me enojaría que un extranjero que no sabe nada de la realidad de México viniera y declarara que es un país de mediocres. Por supuesto, México es un país de mediocres; pero tienes que haber vivido toda tu vida aquí para poder decir algo así con plena seguridad.
Así que el poder secreto de Blue Spring no reside en su habilidad de poder explicar los problemas de la juventud japonesa, sino en la sencillez con la que logra capturar un asunto universal, que rebasa cualquier frontera: el punto de encrucijada de cualquier joven, en el que debe decidir qué es lo que quiere hacer con su vida. Decisiones, Blue Spring trata mucho sobre decisiones.
Para mucha gente es sencillo, y ni siquiera llega a ser un problema. Algunos hacen lo que les gusta, y otros hacen lo que su talento les dicte. No es tanto un problema de empleo, sino de lograr una identidad a través de lo que uno se dedique. Es una efectiva máscara que nos salva de ahondar más en un tema macabro. "¿Quién es él?" "Es un escritor/abogado/deportista". Es un escape. Después de todo, la pregunta es "¿quién eres?" no "¿qué haces?".
La cuestión no fue sencilla para mí. No le di mucha importancia, pero por mucho tiempo no supe qué hacer con mi vida. No es que no tuviera opciones; si acaso, tenía demasiadas. Pero el camino para mí no estuvo marcado desde el principio. Tampoco para el protagonista de la película, Kujo.
La cinta comienza con un Kujo despreocupado ganando una competencia de riesgo, convirtiéndose así en el nuevo líder de una anárquica high school. Kujo tiene talento para esto, pero realmente no le interesa mucho mantener su reinado, e incluso llega a detestar el rol que no le había costado nada adquirir. A menudo le pregunta a Aoki, su mejor amigo, qué es lo que va a hacer una vez termine la escuela. A Aoki siempre le confunde el comportamiento de Kujo. Kujo tiene talento para poder hacer cualquier cosa, de pandillero a futbolista a dibujante. Aoki, que no tiene talento para nada, daría lo que fuera po estar en la posición de su amigo.
Mientras tanto, en toda la escuela vemos a otros chicos tomando decisiones. Uno acaba de perder su carrera como beisbolista, y al sentir que esa era su única manera de tener éxito en la vida, se rinde y se va con los yakuzas. Otro toma un rol de justiciero que le trae malas consecuencias. Otro, que por una enfermedad le quedan pocas semanas de vida, se dedica a cuidar los árboles de cherry blossom, hasta que un día simplemente amanece su pupitre con una flor. Los demás, se disputan desesperadamente el lugar de Kujo.
Para ser una escuela aparentemente sumida en la anarquía, está poblada por individuos que buscan un lugar, que quieren pertenecer. La misma estructura pandilleril de la escuela, con sus ceremonias y duelos de poder, no se aleja demasiado la de cualquier empresa u organización.
Pero Kujo no sabe qué decisión tomar. Y en el momento en el que abandona su posición en la estructura, no sólo deja atrás su supuesta identidad, sino que deja detrás a Aoki, que lo había seguido y admirado como jefe de la banda.
Es hacia el final cuando uno, como Kujo, comienza a ver que, preocupados por el tema de la búsqueda y las decisiones, no nos dimos cuenta de que había algo tanto o más importante moviéndose detrás de todo esto. Y para entonces, ya es muy tarde.
La oposición de talento (Kujo) y voluntad (Aoki) encontraría un eco dramático similar al que existe entre Smile y Peco en Ping Pong (2002). No es extraño, puesto que ambas cintas están basadas en mangas de Taiyo Matsumoto. Existe una envidia en Aoki que explota cuando Kujo se desentiende de su rol. Para Aoki está claro lo que quiere, pero no tiene la facilidad de Kujo, y resiente el desperdicio, a la Amadeus (1984). Pero en Ping Pong, la amistad lograba cerrar el abismo que existía entre las habilidades de Peco y Smile. Blue Spring, es casi el opuesto exacto.
A mi siempre me han interesado mucho los finales de las películas. Si el final es bueno, eso dice mucho de la película en general. Por ello, las ultimas secuencias de Blue Spring son uno de los mayores logros del cine que he tenido la felicidad de experimentar. Desde el hecho de que la cinta termina en el exacto lugar donde comienza, hasta el desgarrador tema "Drop" de Thee Machine Gun Elephant, el final es absolutamente exquisito. En el montaje de imágenes que acompañan el mazazo que Kujo recibe al final, una flor abre sus pétalos en toda su gloria, y ese toque lo dijo todo para mí. Blue Spring es una historia amarga y triste, contada de una manera muy, muy hermosa.